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domingo, 22 de mayo de 2011

EL LAZARILLO

  • TRATADOS I-III

Se centran en la infancia de Lázaro –hasta los trece o catorce años, aproximadamente-, y constituen la parte fundamental de su proceso educativo.
El aprendizaje de la “carrera de vivir” es el núcleo temático y narrativo. El niño tiene la necesidad de aprender a luchar en un mundo hostil para sobrevivir como sea.
Aunque el tema del hambre está muy presente en estos tres tratados, l fundamental es cómo todo esto influye en Lázaro, cómo se van formando el carácter y la mentalidad del protagonista.
Hay que subrayar que Lázaro no cuenta el diario vivir, sino que selecciona los acontecimientos y episodios que van a explicar mejor su evolución y posterior actuación en su edad adulta.
  • TRATADO I
El primer maestro en la “carrera de vivir” es un ciego que “desde que Dios crió el mundo, ninguno formó mas astuto ni sagaz”.<La pareja ciego-mozo es el eje de este tratado que cuenta con una estructura clara y sencilla: dos personajes en pugna casi continua, las peripecias (acontecimientos) que ocurren entre ellos y un camino (el espacio o ambiente en el que se desarrolla la acción).
Después del primer episodio (“diome una gran calabazada), el niño pierde la inocencia propia de su edad y tiene que aprender a sobrevivir y a luchar en soledad.
  • TRATADO II
La estructura es casi igual que en el anterior tratado: dos personajes enfrentados –cura y mozo, ahora- y sus peripecias. El único cambio es que en el primer tratado la acción transcurre en varios lugares, mientras que en éste todo discurre en un pueblo: Maqueda, en la provincia de Toledo.
En esta nueva etapa de su aprendizaje, la situación material de Lázaro empeora: pasa más hambre, y el cura, su nuevo amo, es más avariento y mezquino que el ciego.
La temática es casi la misma que en el Tratado I (mezquindad, avaricia, hambre, crueldad…), aunque hay que añadir un nuevo tema: la hipocresía.
La crítica anticlerical resulta clara y contundente: el cura de Maqueda es un compendio de cualidades negativas y un ejemplo perfecto de lo que no debería ser un sacerdote. El ciego tenía algo positivo; el cura, nada.
No es de extrañar, pues, que Lázaro se vaya convirtiendo en una persona escéptica y pesimista, y piense que todo va de mal en peor.
  • TRATADO III
El esquema narrativo se mantiene: un nuevo amo, nuevas enseñanzas. El tema del hambre continúa, pero la relación amo-criado es distinta a las anteriores. Aunque el escudero no soluciona las carencias materiales de Lázaro, éste siente piedad y hasta cierto afecto por su amo, e incluso llega a sacrificarse por él.
El “engaño del mundo2 es el tema fundamental: todo es apariencia y nada es verdad. Lázaro busca un amo mejor y se va con el escudero por su porte, ropa y buenas palabras. Pero la verdad es que vuelve a pasar hambre y tiene que mendigar para mantener a su amo.
La crítica antinobiliaria resulta evidente en este tratado: Lázaro no critica al escudero como persona, sino como miembro de una clase.
El cultivo de la apariencia (el que dirán) y el exagerado u ridículo orgullo de su amo son características que se hacen extensivas a todos ellos, a los nobles.



  • TRATADOS IV-VI
La desigual extensión de los tratados IV y VI,muy breves, ha hecho pensar a muchos críticos que fueron censurados o que sólo son un boceto. Esto no parece muy lógico, pues la obra es un relato coherente y muy bien trabado. Más bien habría que pensar que el narrador ha detallado más la primera etapa de formación, la infancia, por considerarla más importante y que aquí sólo añade algunos aspectos para completarla. Lo importante ahora es subrayar el paso del tiempo, el crecer del protagonista hasta llegar a su edad adulta.
Lázaro sigue recibiendo enseñanzas negativas, y siempre de clérigos, con las que se completa su peculiar educación. Lázaro ya está preparado para actuar en ese mundo hostil y adverso en el que tiene que vivir.
  • TRATADO IV
En este brevísimo tratado sigue la sátira anticlerical: el nuevo amo de Lázaro es un fraile mundano gran “enemigo del coro y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar”. Además, el narrador sugiere otros vicios. Lázaro empieza a disfrutar, de una manera muy modesta, de algún progreso material: no se habla de hambre y utiliza, por primera vez , zapatos. Lázaro no ha medrado nada desde que salió de su casa, ahora inicia un camino ascensional en lo material.
  • TRATADO V
Es importante el cambio narrativo, hasta aquí Lázaro ha sido el protagonista: los acontecimientos le sucedían a él e iba acumulando experiencias, casi todas negativas. Ahora es un espectador que apenas interviene en la acción: ve cómo engañan a otros. Pero es una etapa muy importante para su formación: aprende cómo se puede manipular a los demás por medio de la palabra.
Sigue comprobando que el engaño y la falsedad son fundamentales para vivir en el mundo que él conoce. Nueva lección: no fiarse de nada ni de nadie. Hay que señalar que, hasta ahora, él no hace nada malo,sólo intenta sobrevivir, son los otros los que le enseñan.
  • TRATADO VI
Aunque todavía sigue pasándolo mal con el maestro de pintar panaderos, Lázaro empieza a ganar algo. Su oficio, aguador, es muy humilde y está mal retribuido. La ironía del texto es patente y necesita cuatro años de trabajo para ahorrar algo de dinero y comprar ropa usada.
El anticlericalismo del libro se refuerza en este tratado: el capellán es un explotador del trabajo de Lázaro.
Lázaro ya ha aprendido a aparentar y va a intentar, por todos los medios, alcanzar la buena vida.


  • TRATADO VII
Este tratado enlaza con el prólogo: el caso al que se aludía en aquél se explica aquí. Toda la novela queda perfectamente trabada: el narrador ha elegido unos cuantos momentos de su vida para justificar su caso. Todos los elementos de la estructura narrativa convergen en ese final: tiene que hacer lo que hace porque el mundo no le da otra salida

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