- DIFERENCIAS EXTERNAS ENTRE LAS LENGUAS
4.000 lenguas para 6.000 millones de personas no
parece una proporción desmesurada. Ahora bien, no todas las lenguas se
encuentran en la misma situación: los veinte idiomas más hablados suman más
de la mitad de los hablantes del planeta. Frente a los más de 1000 millones
de hablantes del chino, los 550 millones del inglés o los 350 millones del
español, algunas lenguas son habladas por comunidades realmente pequeñas: de
las 150 lenguas de los indios de América del Norte, sólo unas 50 cuentan con
más de mil hablantes y únicamente unas pocas tienen más de 10.000.
|
Desde
un punto de vista externo, es decir,consideradas como producto social, las
lenguas se diferencias unas de otras por su distinta extensión geográfica, por
el número de sus hablantes y también por su prestigio como instrumento de
comunicación internacional.
En la
mayoría de las ocasiones, las diferencias se deben a razones históricas, que
han propiciado que unas lenguas se extiendan más allá de sus comunidades de
origen. Es el caso del inglés, y el español, que por diversas circunstancias
han llegado a ser las lenguas mayoritarias en extensos territorios y se han
convertido en lenguas internacionales, es decir, en lenguas que son oficiales
en más de un estado. A veces esa extensión se produce a costa de lenguas que
desaparecen oven disminuir el número de sus hablantes por la presión de otras
más pujantes política o culturalmente (es el caso, por ejemplo, de las lenguas
indias del continente americano, hoy realmente minoritarias, salvo
excepciones).
Otras
lenguas tienen muchos hablantes sin ser internacionales; es lo que ocurre con
el chino y el hindi o hindú, que, siendo, oficiales sólo en sus respectivos
países, están entre las lenguas con más hablantes del mundo.
Es
importante tener presente que las diferencias en extensión y número de
hablantes no dependen de las lenguas en sí mismas, sino de los avatares
históricos de las comunidades que las hablan. Desde un punto de vista externo,
hay lenguas con más fortuna que otras. Desde un punto de vista interno, en
cambio, no hay unas lenguas mejores que otras: todas las lenguas son en sí
mismas igualmente perfectas.
LENGUAS MIXTAS
La necesidad de comprensión entre
comunidades que poseen lenguas distintas puede motivar que una de estas
lenguas desaparezca a favor de la otra. Pero también se dan casos en que se
crea una lengua mixta con propiedades comunes a las dos lenguas de origen.
Estas lenguas mixtas se denominan sabores
(o pidgins) y se usan
ocasionalmente sin llegar a convertirse en lenguas normalizadas (por ejemplo,
el chabacano es un sabir mezcla de español y lenguas indígenas que se habla
en Filipinas; también es un sabir el cocoliche, variedad italianizada del
español hablado en Buenos Aires).
Cuando los sabores se consolidan, se
extienden y se convierten en lengua materna de una comunidad, se denominan lenguas criollas (por ejemplo, el
papiamento, que es una lengua criolla hablada en la isla caribeña de Curazao
y deriva de un sabir en el que se mezclaban el español, el portugués y
algunas palabras de otras lenguas).
|
- LAS FAMILIAS DE LENGUAS
¿Por qué hay tantas
lenguas? Aunque no se conoce la respuesta con absoluta certeza, parece probado
que sobre las lenguas actúan dos tendencias opuestas: por un lado, hay una
tendencia a la homogeneidad, que hace que ciertas lenguas se extiendan y sean
usadas por comunidades cada vez mayores, desplazando incluso a otras
minoritarias. Por otro lado, hay una tendencia a la diversificación, que hace
que en una lengua se diferencien dialectos que pueden llegar a convertirse en
lenguas si se dan las condiciones oportunas.
Parece que esta segunda
tendencia es la que ha propiciado que en la actualidad haya un número tan
elevado de lenguas. En otras palabras, las lenguas actuales proceden de la
evolución y fragmentación de otras más antiguas. La lingüística histórica
estudia cómo se producen los cambios lingüísticos, y al hacerlo determina de
dónde proceden las lenguas y si dos o más lenguas tienen el mismo origen.
Utiliza para ello el método
histórico-comparativo, que consiste en contrastar sistemáticamente una
serie de lenguas para comprobar si en el pasado estuvieron relacionadas. Cuando
dos o más lenguas proceden de una misma lengua ancestral común se dice que
pertenecen a la misma familia. Para representar una familia de lenguas se
utiliza un árbol genealógico o familiar.
Y EN EL ORIGEN, ¿QUÉ?
¿Existió un origen común para todas las familias
de lenguas? No sabemos la respuesta. Se especula sobre la posibilidad de que
hubiera una lengua primigenia que sirviera de comunicación a los primeros
hombres, pero es también posible que distintas comunidades independientes
desarrollaran lenguas distintas. La solución a esta cuestión está íntimamente
ligada al nacimiento del lenguaje.
Las pruebas paleontológicas basadas en el
estudio de los fósiles de homínidos parecen indicar que el lenguaje pudo
surgir hace unos 30.000 años. Si se tiene en cuenta que los primeros
testimonios escritos de lenguas datan del año
|
2.1.
LAS LENGUAS
ROMÁNICAS
Un ejemplo claro de familia lingüística lo
constituyen las lenguas románicas: gallego, portugués, castellano, catalán,
provenzal, italiano, sardo y rumano.
Todas ellas proceden del latín, que era la lengua
hablada en el Imperio Romano. Después de la desaparición de éste como entidad
unificadora, las variedades latinas de cada territorio evolucionaron de
distinta forma y dieron lugar a dialectos históricos que se convirtieron en
lenguas.
El estudio de este proceso es relativamente
sencillo porque conocemos la lengua madre. Comparando las palabras latinas y
sus derivados románicos es posible determinar qué cambios se han producido en
cada lengua hasta llegar a la situación actual. He aquí algunos resultados de
la evolución de la palabra “pater”:
GALLEGO
PAI
|
CASTELLANO
padre
|
CATALÁN
pare
|
FRANCÉS
père
|
ITALIANO
padre
|
RUMANO
patru
|
2.2.
LA FAMILIA INDOEUROPEA
Cuando la lengua originaria no se conoce, también
es posible establecer el parentesco mediante el método de la reconstrucción,
que consiste en deducir cómo
serían las formas de la lengua madre a partir de
las formas de las lenguas existentes.
Por
ejemplo, parece probado que las lenguas germánicas derivan de un tronco común,
al que se denomina protogermánico. Aunque no tenemos ningún documento escrito
de esta lengua, podemos reconstruirla a partir de las lenguas actuales y de los
testimonios escritos más antiguos (como el gótico). En el siguiente árbol
genealógico pueden verse de forma esquemática las relaciones genéticas entre
estas lenguas, ejemplificadas con la palabra correspondiente a “padre” (el asterisco
en lingüística histórico-comparativa indica que esa palabra no está documentada
y es, por tanto, una forma reconstruida):
PROTOGERMÁNICO
* fader
LENGUAS GERMÁNICAS
LENGUAS GERMÁNICAS LENGUAS GERMÁNICAS
OCCIDENTALES SEPTENTRIONALES ORIENTALES
Germano-holandés Escandinavo Escandinavo Gótico
Occidental oriental fadar
Inglés Alemán Holandés Noruego Danés Sueco
father vater vader var fader var
|
Pero aún se puede llegar más lejos en la
reconstrucción. El parecido entre el latín “pater” y el protogermánico *fader
se da también con otras lenguas; en griego clásico la palabra correspondiente
es “pater”, en irlandés antiguo “athir” y en sánscrito, la antigua lengua
sagrada y literaria de la India ,
“piter”. Si este parecido no es una casualidad –y no parece fácil que lo sea-
tal vez quiera decir que todas estas lenguas proceden de un tronco común.
Esta hipótesis fue formulada por primera vez pro
William Jones en 1776, y en el s.XIX se puedo comprobar que era cierta. La
aplicación del método histórico-comparativo permitió descubrir que las lenguas
europeas y muchas lenguas asiáticas tenían un origen común: una lengua a la que
se denominó indoeuropeo. No existe
ningún testimonio escrito de ella, pero se ha podido reconstruir casi por
completo. Sabemos cómo eran su gramática y su fonética y conocemos parte de su
vocabulario: hay palabras para plantas y animales (caballos, ovejas, cerdos),
para partes del cuerpo, para relaciones
sociales y también para un tipo de vehículo con ruedas.
Los datos arqueológicos han demostrado la
existencia del pueblo indoeuropeo. Eran seminómadas y habitaban en el sur de
Rusia hacia el año 4.000 a .C.
En varias oleadas se extendieron por los continentes europeo y asiático, a los
que llevaron su lengua. Ésta se diversificó y dio lugar a nuevas lenguas. En el
siguiente diagrama puede verse el árbol de la familia indoeuropea en relación
aproximada con su distribución geográfica.
PROTOINDOEUROPEO
______________________________________________________
CÉLTICO ITÁLICO BÁLTICO IRANÍ INDO-ARIO
Galés Latín Lituano Osetio Sánscrito
Gaélico-irlandés
Letón
Curdo Hindi
Gaélico escocés Gallego Prusiano antiguo Persa Punjabí
Manés Portugués
Baluchí Sindí
Córnico Castellano
Pasto
Cachemiro
Catalán
Nepalí
Francés
Guyaratí
GERMÁNICO Provenzal ESLAVO
Maratí
Inglés Italiano Ruso
Cingalés
Alemán Sardo Ruso
blanco
Asamés
Yidis Rumano Ucraniano
Bengalí
Inglés antiguo
Polaco
Oriya
Holandés
Checo
Romaní
Noruego
Eslovaco ARMENIO
Sueco ________________ Macedonio Armenio oriental
Danés
Servio-croata
Armenio occidental
Búlgaro
ALBANÉS GRIEGO Esloveno
|
- HISTORIA DEL ESPAÑOL
3.1.
INTRODUCCIÓN
El español o castellano es
uno de los idiomas más utilizados actualmente en el mundo, con más de
trescientos cincuenta millones de hablantes que lo tienen como lengua materna.
Pero en sus orígenes era sólo un dialecto del latín que surgió en un pequeño
condado en el norte de la península ibérica.
La formación de la lengua
española ha sido un largo proceso en el que existen dos hechos de singular
relevancia: la romanización y la invasión islámica.
3.2.
LA ETAPA
PRERROMANA
La etapa prerromana se caracteriza por la
existencia de una gran diversidad de pueblos que hablaban lenguas distintas en
el territorio peninsular.
Por el este peninsular y otras zonas próximas a él
se extendían los iberos, a cuya
lengua debe nuestra Península el nombre de Ibérica. En el norte, en una zona
sensiblemente mayor de la que ocupa el País Vasco en nuestros días, habitaban
los vascos. Su origen siempre ha
sido discutido, y a cerca de su lengua, el euskera, también persiste la
oscuridad en cuanto a los orígenes y relación con otras lenguas.
En algunas regiones del centro vivían pueblos de
origen celta, llegados del norte
unos siglos antes y asentados allí definitivamente. Su lengua recibía el mismo
nombre. La zona correspondiente hoy a la baja Andalucía y Sur de Portugal
estaba ocupado por los tartesios o
turdetanos, que hablaban una lengua propia.
En la costa mediterránea había colonias fenicias (Cádiz, Málaga) y cartaginesas (Cartagena, Mahón) y
quedaban algunos puntos del antiguo dominio griego (Alicante, Denia, Ampurias, etc). Cada uno de estos
pueblos utilizaba una lengua propia.
Este mosaico de pueblos con lenguas distintas, en
continuas luchas entre sí, se convertirá, con la conquista de la Península por los
romanos, en una zona lingüísticamente unificada. La conquista, iniciada en el
s.III a.C., significa la paulatina anulación de cada una de estas culturas
mediante la imposición de la cultura y la lengua latinas, y, como consecuencia,
la unificación lingüística de todo el territorio conquistado.
3.3.
LA ROMANIZACIÓN
La romanización hispánica es el proceso que lleva
a los pueblos peninsulares a incorporarse al mundo cultural romano. Comenzó en
el 218 a .C.,
con la llegada de los romanos, y se completó el año 19 a .C., tras la conquista de
los últimos reductos norteños durante el imperio de Augusto. El resultado de
este proceso fue la incorporación política, cultural y lingüística de Hispania
al Imperio Romano.
La romanización de la Península fue un proceso
lento. La lengua de Roma no se les imponía de forma radical a los pueblos
conquistados, sino que la empleaban en la vida pública (administración,
milicia, escuela …) mientras mantenían al mismo tiempo, en la vida privada, su
lengua propia. Esta situación de bilingüismo fue dando paso al abandono de la
lengua nativa antigua y al uso del latín como único medio de comunicación.
3.3.1. LA DIVERSIFICACIÓN
LINGÜÍSTICA
La unidad lingüística en un territorio tan vasto
como el Imperio Romano no podía durar mucho tiempo. La diversificación del
latín en las diferentes lenguas románicas se debe, principalmente, a que los
distintos pueblos sometidos aprendieron y desarrollaron el latín según los
hábitos lingüísticos de su propia lengua, tanto en el aspecto fónico como en la
estructura gramatical y en el vocabulario.
3.3.2. EL SUSTRATO
El sustrato es la influencia que ejerce una lengua
sometida sobre la lengua de los nuevos dominadores que se han asentado en ese
mismo lugar geográfico. Al perderse la unidad política con la caída de Roma en
poder de los bárbaros (476), este sustrato fue el elemento que produjo la
diversificación del latín y el nacimiento de cada una de las lenguas europeas
que descienden de él: las lenguas románicas.
Dentro de la península Ibérica sucedió, en pequeña
escala, el mismo fenómeno. La diferenciación entre las distintas lenguas que
fueron naciendo en ella comenzó también en esta época, porque el sustrato
prerromano influía en el modo en que los hablantes hispánicos utilizaban el
latín, tanto en la forma de pronunciarlo como en la incorporación a este latín
de palabras y estructuras gramaticales de su lengua anterior. Sin embargo, la
unidad lingüística todavía no se había roto.
3.4.
LAS
INVASIONES GERMÁNICAS
Durante el s.V, el debilitamiento político del
Imperio Romano propicia la invasión de los pueblos germánicos procedentes del
centro y del este de Europa.
a)
En
una primera oleada invasora llegaron a Hispania tres pueblos germánicos: los suevos, los vándalos y los alanos,
que se asentaron en distintos lugares de la Península. Esta
invasión trajo consigo la ruptura de la unidad lingüística que había existido
bajo el dominio de Roma y, con ella, el latín comenzó a evolucionar de forma
distinta, influido por la lengua de los nuevos invasores.
b)
La
segunda oleada invasora que sufrió la Península fue la de los visigodos, pueblo también de origen germánico, pero fuertamente
romanizado, que incluso ya había adoptado como propias la lengua y la cultura
latinas. La entrada de los visigodos significó de nuevo la unificación
territorial, cultural e incluso jurídica; pero no la lingüística, porque las
nacientes lenguas románicas peninsulares habían comenzado ya su proceso de
diferenciación.
3.5.
LA
INVASIÓN MUSULMANA
El s.VIII abre una nueva etapa en la evolución de
las lenguas peninsulares. En el año 711 se produce la entrada de los
musulmanes, que en muy pocos años llegaron a ocupar la mayor parte del
territorio peninsular (Al-Andalus). Sólo algunas zonas de las montañas del
norte resistieron el fuerte empuje musulmán, y allí nacerán los reinos
cristianos, que irán recuperando lentamente los territorios invadidos mediante
la llamada Reconquista.
La invasión árabe supuso la separación definitiva
de los recién nacidos romances peninsulares con respecto a las demás lenguas de
la Romania. Las
lenguas hispánicas se vieron bastante influidas por la lengua árabe durante los
ocho siglos que duró la presencia musulmana en la península Ibérica.
3.5.1. LOS DIALECTOS
DEL LATÍN
Durante la presencia musulmana, y debido al
aislamiento de las lenguas románicas en distintos reinos, se fueron formando
los diferentes dialectos del latín. Estas variedades respondían a diferentes
asimilaciones del latín, a variadas influencias de sustratos y a influjos por
contactos entre lenguas vecinas.
Los romances
que se formaron fueron, de oeste a este, el
gallego, el portugués, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés y el
catalán. El euskera quedó entre el castellano y el navarro-aragonés.
A través de la cultura árabe penetra en España y
en el resto de Europa gran parte de la cultura del mundo oriental. A través de
su lengua entra en la nuestra un número de palabras no inferior a 4.000.
3.5.2. EL MOZÁRABE
Tampoco los árabes pudieron imponer de manera
radical su lengua a los sometidos, sino que practicaron una gran tolerancia,
tanto lingüística como cultural y religiosa. En las zonas ocupadas por los
musulmanes, el pueblo siguió hablando en romance, al que se incorporaron poco a
poco palabras y evoluciones fonéticas procedentes de la lengua de los
dominadores.
El romance hablado por los habitantes de
Al-Andalus, al que se incorporaron elementos árabes, se llama mozárabe. El
mozárabe tiene características lingüísticas semejantes a las del resto de los
romances peninsulares, si bien el rasgo principal es su carácter arcaizante, ya
que no tuvo contacto con la evolución natural de la lengua en los reinos
cristianos.
El mozárabe no se conservó, porque, con la Reconquista , en los
territorios donde se hablaba se impusieron los romances propios de cada uno de
los reinos reconquistadores. Conocemos este dialecto primitivo gracias a varios
poemillas breves, llamados jarchas,
que algunos poetas árabes introdujeron como estribillo en los poemas compuestos
en su lengua (moaxajas). Las jarchas son las primeras manifestaciones
literarias conservadas de los romances peninsulares.
3.6.
EL
NACIMIENTO DEL CASTELLANO
3.6.1. ORIGEN DEL
CASTELLANO
El castellano tuvo su origen dentro del antiguo reino
de León, en una zona de Cantabria lindante con el área en la que se hablaba el
euskera. El contacto con esta lengua imprimió al castellano unos rasgos
lingüísticos muy peculiares, que lo diferenciaron del leonés y de los restantes
romances peninsulares. Uno de estos rasgos es la desaparición de la f- inicial
en las palabras latinas.
En general, el castellano fue desde sus comienzos
una variedad románica más dinámica que las demás. Introdujo novedades más
radicales y resolvió las etapas de vacilación lingüística con mayor firmeza y
rapidez, por lo que fue ganando terreno a los romances con los que entraba en
contacto.
El castellano comienza su proceso de expansión al
conseguir el conde Fernán González que el condado de Castilla se independizara
del reino de León y, posteriormente, en 1035, se convertirá en reino
independiente. El desarrollo político y militar del nuevo reino fue muy rápido,
y la expansión de su lengua fue paralela a aquél, que avanzaba hacia el sur,
diputándoles tierras tanto a los reinos musulmanes como a los reinos cristianos
vecinos. En las zonas de contacto con estos reinos, el castellano consigue
imponerse a las lenguas vecinas. Tanto el leonés como el aragonés terminarían
convirtiéndose en variedades dialectales del castellano.
El reino de Castilla se extendió con mucha rapidez
y firmeza y con esa reconquista de las tierras peninsulares impidió a los
reinos de León y de Aragón la posibilidad de extenderse hacia el sur. A
mediados del siglo X, el ámbito castellano llegaba casi hasta el centro de la Península , y en el siglo
XIII ya había conquistado el extremo sur
peninsular.
3.6.2. CARACTERÍSTICAS
DEL CASTELLANO
Frente al resto de los romances hispánicos, más
conservadores en su evolución desde el latín, el castellano presenta los
siguientes rasgos característicos:
a)
Pérdida de f- inicial en
las palabras latinas que empezaban por esa consonante seguida de una vocal: (FAMEM > hambre; FOLIAM
> hoja, etc). El proceso de la pérdida de la f- pasó por una primera fase,
en la que esa f- se pronunció como una aspiración, para, a finales del s.XVI,
desaparecer por completo de la pronunciación. Como decíamos antes, es muy
posible que esta pérdida de f- se deba al contacto del castellano primitivo con
el euskera, lengua en la que no existían palabras que empezaran por tal
consonante.
b)
Conversión de los grupos
consonánticos latinos pl-, cl- y fl- iniciales en la palatal ll: PLORARE > llorar;
CLAMARE > llamar; FLAMMAM > llama.
c)
Palatalización en –ch- del
grupo consonántico latino –ct: LECTUM > lecho; OCTO > ocho; FACTUM >
hecho.
d)
Conversión en –j- de los
grupos latinos c’l, g’l, li + vocal: OC(U)LUM > ojo; REG(U)LAM > reja ; MULIEREM
> mujer.
e)
Pérdida de g-, j- iniciales
ante e, i átonas: GERMANUM
> hermano; JANUARUM > enero.
f)
Diptongación de las vocales
e,o tónicas en ie, ue: PORTAM > puerta; DENTEM > diente.
g)
Reducción de los diptongos
latinos au, oe a o,e: AURUM > oro; POENAM >
pena.
3.6.3. LA CONSOLIDACIÓN DEL CASTELLANO
Las primeras palabras escritas en romance medieval
datan del s.X. Son las glosas silenses
(encontradas en el monasterio burgalés de Santo Domingo de Silos) y las glosas emilianenses (del monasterio riojano de San Millán de la Cogolla ), breves
aclaraciones –glosas-<anotadas al margen de textos religiosos escritos en
latín, que debieron de escribir los monjes a l considerar que ya no se
entendían aquellas expresiones latinas. Pero estos breves testimonios, aunque
preciosos, no muestran todavía la madurez de la lengua castellana.
Será en el s.XIII cuando el castellano logre su
condición de lengua consolidada, gracias principalmente a la labor lingüística
de Alfonso X el Sabio. La importante labor de este rey consistió:
·
Desde
el punto de vista ortográfico; en regularizar y sistematizar la lengua,
estableciendo una correspondencia casi perfecta entre las letras y los sonidos.
·
En
el plano sintáctico, dotó al castellanao de unas estructuras oracionales
complejas, que hasta entonces no tenía, mediante la introducción de un buen
número de conjunciones.
·
En
el plano léxico amplió el vocabulario castellano, incorporándole cientos de
términos nuevos, de tal forma que capacitó al idioma para expresar en él
cualquier tipo de contenido.
Mediante la traducción al castellano de muchísimas
obras procedentes del mundo árabe y hebreo
(labor que era supervisada por el propio Alfonso X y realizada por la escuela de traductores de
Toledo), la cultura oriental penetró en toda Europa Occidental.
En el siglo XV tiene lugar, además, la culminación
del proceso de unificación territorial, con la conquista del reino de Granada,
la anexión de las Canarias a la
Corona española y, poco más tarde, la expansión de la lengua
castellana por ultramar con el descubrimiento del Nuevo Continente.
Los siglos inmediatos le dieron al castellano
etapas de gran apogeo, tanto por la madurez lingüística que se empieza a
manifestar en su literatura como por su mayor presencia en el mundo, pues a
partir de entonces se producirá la extensión del dominio español, primero por
el Mediterráneo y más tarde por África, América y Asia.
A finales del siglo XV, Elio Antonio de Nebrija publica a la primera Gramática
de la lengua castellana. Esta obra significó el reconocimiento del grado de
madurez de esta lengua y de su validez como vehículo para transmitir todo tipo
de contenidos (científicos, filosóficos, poéticos, etc).
Lebrija compone, por primera vez, una gramática de
una lengua que no sea el latín. En su Gramática se sientan las bases para la
normalización y la codificación definitiva del castellano.
3.6.4. REAJUSTE
CONSONÁNTICO DEL S.XVI: EL CASTELLANO CLÁSICO
A lo largo del s.XVI tiene lugar una serie de
cambios importantes que afectan a nuestra lengua.
Aunque el sistema fónico y gráfico se habían
establecido ya en el s.XIII, existían en el castellano medieval, como resultado
de la evolución del latín, seis sonidos de articulación muy semejante que, por
esa misma razón, se confundían por los hablantes en muchas ocasiones.
Estas seis articulaciones se redujeron a tres
mediante la diferenciación entre las consonantes sordas y sonoras que componían
cada una de las parejas de fonemas:
a)
Igualación entre la s
sonora (igual
a la s francesa de poison o la catalana de casa) y la s sorda (equivalente a la actual).
b)
Igualación de la
articulación del sonido equivalente a ts (representado por la grafía ç en braço o
peça) y del equivalente a ds (representado
por z en fazer o vezino).
c)
Confusión entre las
articulaciones ,
hoy inexistentes en nuestra lengua, de
la x (que se pronunciaba como la sh del inglés o ch del francés:dixo) y la
j/g ante e, i (que se pronunciaba como la j del francés: muger).
Su resultado fue la desaparición de esta última
articulación. Rápidamente la letra x pasó a tener, igual que la j, el sonido
que ésta representa hoy.
La lengua resultante de las
transformaciones fonéticas del s.XVI es lo que llamamos el castellano clásico. En él escribieron sus obras nuestros más
insignes literatos y ésta fue la lengua que se exportó tanto a América como el
norte de África y a Filipinas.
3.6.5. DEL S.XVIII A
NUESTROS DÍAS
a)
Bajo
la protección de Felipe V se fundó en 1713 la Real Academia Española, una de cuyas primeras
labores fue la publicación, entre 1726 y 1739, del Diccionario de la lengua
castellana o Diccionario de Autoridades, llamado así porque en él cada
palabra definida se acompaña con un ejemplo del uso de la voz por una autoridad
en el idioma, es decir, por un autor de reconocido prestigio. Otras obras
durante el s.XVIII fueron la
Ortografía castellana (1741) y la Gramática de
la lengua castellana (1771).
b)
Desde
el punto de vista ortográfico, se resuelve la simplificación de los grupos de consonantes procedentes de palabras
griegas o latinas ( CHRISTO > Cristo; ORTOGRAPHIA > ortografía;
THEATRO > teatro). También se suprime de la escritura la distinción entre ss y s, que ya se había perdido en el habla, y se sistematiza el empleo
de las grafías c,z y h-.
c)
Desde
el punto de vista léxico, entran en nuestra lengua muchas palabras francesas,
debido al prestigio cultural del país vecino en esta época. Muchas de ellas se
integrarán en el español, otras se arrinconarán y serán olvidadas.
La lengua fijada en el siglo XVIII es, a grandes
rasgos, la misma que se mantiene en los dos siglos siguientes. El vocabulario
del idioma ha ido cambiando, pero lo esencial de la estructura del idioma ya
quedó establecido en aquel momento.
- VARIEDADES DEL ESPAÑOL
4.1. LENGUAS, DIALECTOS Y HABLAS
La realidad lingüística de España se caracteriza
por la rica diversidad que se fue conformando, como hemos visto, a través de
los siglos.
Esta diversidad comprende tanto lenguas como
dialectos y hablas regionales.
a)
Una
lengua es un sistema lingüístico
utilizado por una comunidad de hablantes y caracterizado principalmente por:
-
Poseer
una fuerte diferenciación frente a otras variedades de su mismo origen.
-
Por
tener un alto grado de nivelación.
-
Por
ser vehículo de una importante tradición literaria.
b)
Un
dialecto es un sistema desgajado de una lengua común
(ya sea viva o desaparecida), pero sin una fuerte diferenciación, que
normalmente tiene una delimitación geográfica muy concreta.
c)
Un
habla regional es un sitema de
signos constituido por las peculiaridades expresivas propias de una región
determinada, que no tiene la coherencia característica del dialecto.
Según estas definiciones preliminares, son lenguas
de España: el castellano o español, el catalán, el gallego y el euskera.
4.2. ¿CASTELLANO O ESPAÑOL?
Hasta
aquí hemos estado empleando casi indistintamente los nombres de castellano y
español para referirnos a la lengua en que nos estamos expresando.
La utilización de un término y otro
se debe, muchas veces, a razones que tienen que ver más con el sentimiento del
hablante que con un criterio lingüístico, por lo que el asunto no es de
solución fácil:
a ) La
denominación de castellano, que
alude a Castilla como lugar de origen de la lengua, es la preferida por los
hablantes españoles que tienen además otra lengua como propia, tan española
como pueda serlo el castellano.
También es una forma que se emplea frecuentemente
en Hispanoamérica, que prefiere esta denominación porque el nombre de español
recuerda un pasado colonial de dependencia con respecto a un país dominador.
b)
La
denominación de español, por su
parte, es la preferida por los hablantes de las zonas no castellanas sin
lenguas autóctona (Andalucía, Extremadura, Murcia, Canarias, La Mancha , etc.), que son
conscientes de no estar hablando la misma variedad de lengua que hablan en
Castilla, tanto por su pronunciación como por su vocabulario.
El empleo de estos términos que nos
propuso un gran filólogo español, Amado Alonso, es el de castellano para
referirnos a la lengua originaria, a ese romance que se va extendiendo hacia el
sur rápidamente, y el de español para aludir a
la lengua que ha resultado del enriquecimiento de aquélla con
aportaciones propias de cada una de las hablas que ha ido absorbiendo.
Siempre que tengamos en cuenta a qué
realidad lingüística nos estamos refiriendo el empleo de un término u otro
podrá ser más o menos indistinto.
4.3.
DIALECTOS DEL ESPAÑOL
4.3.1.
LOS DIALECTOS HISTÓRICOS
Los dialectos históricos son el astur-leonés y el
navarro-aragonés, que nacieron de la evolución del latín en las zonas
peninsulares correspondientes, respectivamente, al reino de León y al reino de
Aragón. No son, pues, en sentido estricto, dialectos del castellano, sino del
latín, y comenzaron a desarrollarse cada uno con sus especiales
características, si bien eran similares al dialecto de Castilla. Pero el avance
del castellano en la
Reconquista provocó que este derivado del latín se convirtiera en la lengua culta empleada de
modo general.
De esta manera, ni astur-leonés ni el
navarro-aragonés llegaron a completar su proceso hasta convertirse en lenguas,
y su incorporación al área lingüística castellana nos hace tratarlos como
dialectos históricos del castellano.
A) EL ASTUR-LEONÉS
La extensión
del castellano por parte del reino de León no impidió que persistiera en el
habla del pueblo el viejo romance astur-leonés. Este dialecto se conserva
actualmente en Asturias, en el norte y oeste de León y Zamora, y en Miranda
(noroeste de Portugal). Algunos rasgos del astur-leonés se expanden también por
el oeste de Cantabria, zonas de Salamanca y puntos del norte de Extremadura.
Ante la
dificultad de delimitación de sus variedades, debido a las influencias de las
lenguas con las que está en contacto, se suelen distinguir tres zonas: la
occidental, con diptongos ei,ou; la
oriental, con aspiración de f-> h,
y la central, que sirve de base al estándar lingüístico en sus rasgos
fonológicos y morfológicos. Esta zona se reduce a Asturias, donde recibe
también la denominación de bable.
A continuación
te presentamos algunos de los rasgos más característicos del astur-leonés:
a) Conservación de la f- inicial latina: farina
(harina), fame (hambre), finojo (hinojo).
b) Conservación del grupo consonántico latino
–mb-: pallombu (palomo), llombu (lomo).
c) Diptongación de las vocales latinas e,o breves
tónicas en ie, ue: (incluso en los casos en que el castellano no lo hace): OCULUM
> güeyu (ojo), ERAT > yera (era)
d) Cambio de la –o final en –u: llombu, güeyu.
e) Empleo sistemático del pasado simple donde en
castellano se emplea el compuesto: ¿Qué dijiste?: No te oí bien; ¿Leíste
este libro?
f) Empleo sistemático de los pronombres
enclíticos: Díjome que fuera; Vila en la plaza; Oyónos gritar por la calle.
g) Empleo del sufijo diminutivo –ín, -ina: nenín, huesín,
rapacina.
h) Transformación de los grupos iniciales pl-, cl-
y fl- en ch-: PLAGAM > chaga (llaga), CLAVEM > chave (llave), FLAMMAM >
chama (llama) (en la zona occidental).
i) Evolución a –it- del grupo latino –ct-: (tanto en la
zona occidental, como en gallego): noite.
j) Conservación de los diptongos ei, oi, ou: molineiro,
oteiro, cubertoira, cousa (en la zona occidental).
B) EL NAVARRO-ARAGONÉS
Por las mismas razones que
el astur-leonés, el dialecto navarro-aragonés vio frenada su evolución normal,
y sufrió, como los demás dialectos, la imposición del castellano como lengua de
cultura.
La mayoría de los rasgos
que caracterizan este dialecto se deben al contacto con la lengua catalana. Hoy
permanecen los rasgos de esta variedad en las zonas rurales del norte de
Aragón.
Son caracteres del
navarro-aragonés:
a) Conservación de la f-inicial: ferrar (herrar), fer
(hacer), forca (horca).
b) Conservación de los grupos pl-, cl-, y fl- iniciales: plover (llover), clavero
(llavero), flamarada (llamarada).
c) Conservación de ll donde en castellano se pronuncia j: muller (mujer), fuella
(hoja).
d) Tendencia al apócope: clan (llave), breu (breve).
e) Vacilación en la diptongación de las vocales e/o: ruaca (rueca), mial (miel)
f) Conservación de las consonantes sordas latinas entre
vocales: lupo
(lobo), ayutar (ayudar), taleca (talega), apella (abeja), liebre (liebre).
g) Desuso de la acentuación esdrújula: murciecalo (murciélago).
4.3.2. LOS DIALECTOS MERIDIONALES
Llamamos dialectos meridionales del
español a las variedades que surgieron, a partir del s. XVI, en la mitad sur de
la Península
y en Canarias.
Estas variedades proceden de la
diferente asimilación del castellano en cada territorio que Castilla iba
incorporando a sus dominios.
Los dialectos meridionales son
cuatro: el extremeño, el andaluz, el murciano y el canario.
A) EL EXTREMEÑO
El castellano se introduce
en Extremadura con la ocupación de estas tierras por caballeros leoneses y
castellanos, por lo que su parentesco con el leonés tiene clara explicación
incluso desde el punto de vista histórico.
Sin embargo, el extremeño
también comparte rasgos con el andaluz. Los rasgos del leonés son más notables
en la provincia de Cáceres; los del anadaluz son generales en la provincia de
Badajoz.
a) Con el leonés comparte los
siguientes rasgos:
- La conservación del grupo –mb-: lamber por lamer.
- La transformación de la –d final de sílaba en
–l: mayorazgo,
advertir.
- El cambio en los grupos pl-, cl-, fl- de –l por
–r: frauta,
fror.
b) Con el andaluz son rasgos
comunes:
- La confusión de –r y –l en final de sílaba: cárcer por cárcel
- La pérdida de –d- intervocálica: cogio por cogido.
- La aspiración de h- inicial: jacer por hacer.
B) EL ANDALUZ
El castellano llegó a
Andalucía en el s.XIII, pero no se generalizó hasta finales del s.XV,al
conquistarse el último bastión de los reinos de Taifas: el reino de Granada.
Esta generalización tardía dio al andaluz algunos de los rasgos que le son
característicos, entre ellos la abundancia del léxico procedente del árabe.
Al tratarse de un dialecto,
no presenta diferencias normativas frente al castellano. Sus divergencias se
limitan al campo del vocabulario y de la pronunciación. De entre los rasgos más
sobresalientes de esta variedad cabe destacar los siguientes:
a) El seseo: que es la pronunciación de s en lugar de z o c ante
e/i: pasiensia, braso…
b) El ceceo: consiste en la pronunciación de z donde habría que
pronunciar s: guaza, pizo …
El
seseo y el ceceo son el resultado de un proceso de confusión de cuatro articulaciones
medievales (ts, ds, s y z). Esta confusión se produjo en toda Castilla, y el
resultado allí fue la desaparición de las dos primeras y la distinción de la s
frente a la z. Pero el resultado en Andalucía fue la confusión de las cuatro en
una sola: la de s en zonas deseantes y la z en zonas ceceantes. Frente al
seseo, extendido a toda América y mantenido en el habla culta, el ceceo es
considerado vulgar.
c) El yeísmo:
pérdida de
la distinción entre ll/y, pronunciando siempre y (caye, yave, etc). Esta tendencia
esta presente de forma general en otras muchas variedades españolas.
d) La
articulación relajada de –d- intervocálica: que llega a desaparecer: cantao, guardao,
sentío. Esta tendencia también se ha propagado ya, en ciertos casos, a otras
variedades españolas.
e) La articulación relajada de la ch: que se pronuncia como la sh
inglesa.
f) La confusión de –r y –l en posición final de sílaba: alma/ arma.
g) La
articulación relajada de la –s final de sílaba: que llega a convertirse en
una mera aspiración (andaluz, esperar, ehtah, etc) e incluso a desaparecer
(andalñu, deshacé).
h) La
tendencia a la aspiración de la h- inicial: que ha llevado en ocasiones a la creación de
nuevas palabras con significado algo diferente: hondo/jondo, huelga/juerga,
etc.
Aunque para los hablantes
de otras zonas apenas se perciban diferencias entre las formas de hablar de los
andaluces, existen profundas distinciones. Está, primero, la oposición entre
las áreas deseantes y las ceceantes, que
estable gran diferencia entre los andaluces:
* El área del seseo
comprende el norte de Huelva, de Sevilla y de Málaga, la mitad sur de Córdoba,
el oeste de Granada y una parte del oeste de Jaén.
* El área del ceceo se
extiende por toda la zona meridional de Andalucía, incluyendo el sur de Huelva,
casi toda Sevilla (excepto la capital), Cádiz, el sur de Málaga y de Granada y
una pequeña porción del suroeste de Almería.
* También se distingue la Andalucía oriental
(Jaén, norte de Granada y Almería), donde no se produce aspiración de la h- inicial,
de la Andalucía
occidental donde sí se aprecia esta tendencia.
C) EL MURCIANO
El reino de Murcia se
incorporó a la corona de Castilla durante el siglo XIII. En esta época se
instalaron allí muchos pobladores aragoneses y catalanes. Más tarde, sin
embargo, cayó bajo el dominio del reino de Valencia, que lo ocupó y lo mantuvo
hasta el siglo siguiente. Estas repoblaciones, junto con la particular
localización del murciano, hace que se encuentren presentes en él
características castellanas, aragonesas, andaluzas y valencianas.
a) Al andaluz le debe:
- la articulación relajada de las consonantes (caeza por cabeza)
- la aspiración de la –s en posición final de
sílaba
- la confusión de –r y –l
- el seseo
b)
Algunos rasgos que lo acercan al aragonés, valenciano y catalán son:
- conversión de la l- inicial en ll-: llampar > lampar
-
conservación, en ciertas ocasiones, de los grupos inicial pl-,cl-, fl-: flamarada> llamarada.
- el sufijo diminutivo más típico aragonés: -ico
D) EL CANARIO
El castellano se introdujo
en Canarias muy tardíamente, en el s.XV, y parece ser que la repoblación de las
islas fue dirigida desde Andalucía, por lo que el fondo tanto fonético como
léxico de la variedad lingüística que se llevó allí debió de tener muchos de
los rasgos característicos del andaluz.
Entre los rasgos que
identifican al canario sobresalen:
a) La aspiración de la h- inicial: jablar, jedor.
b) La aspiración de la –s final de sílaba: máh, compáh
c) El yeísmo: aniyo, caye.
d) El seseo generalizado: nunca ceceo, cansión, resibir.
e) La
pronunciación de la ch casi como y, no relajada como el andaluz: cayito, muyayo.
f) La tendencia a la aspiración de –r- delante de n: etehno, piehna.
g) La confusión de r/l en final de sílaba: volvel, cantal.
h) El empleo
del pretérito perfecto simple en lugar del perfecto compuesto: oíste por has oído, fuimos
por hemos ido.
4.4.
EL ESPAÑOL EN OTRAS ZONAS DEL MUNDO
4.4.1. EL ESPAÑOL DE
AMÉRICA
El proceso de hispanización que se desarrolló a
partir del s.XV dio como resultado que nuestra lengua se impusiera en todos los
territorios de América del Sur, Central y del Norte que se iban incorporando a la Corona española. Esta
propagación fue una labor de siglos, que llegó a su máxima extensión durante el
siglo XVIII, afianzada a la vez por ser ésta la lengua de la Administración , de la Iglesia y de la cultura.
Pero el
castellano que llega a América en el s.XV no es una lengua sistematizada y
unificada, sino que en ella están presentes toda una serie de vacilaciones, como
por ejemplo:
a)
Tendencias distintas, tanto fonéticas como morfosintácticas, que aún no han
llegado a encontrar una solución común.
b) El
reajuste fonológico, que como hemos visto antes, estaba todavía en proceso y
sin haber encontrado una solución definitiva.
c) El
lugar de origen de los propios colonizadores (y, por tanto, el dialecto que
hablaban) influía notablemente en la variedad del español que llegaba al Nuevo
Mundo.
d) A
todos estos elementos de desequilibrio lingüístico hay que añadir el efecto de
los distintos sustratos que iban a actuar sobre el español en América,
dependiendo de las distintas lenguas propias de los pueblos que habitaban cada
región.
El
panorama, pues, parecía propicio para
que el español se fuera diversificando y fragmentando en una serie de dialectos
distintos. Sin embargo, no sucedió así, y los elementos de cohesión lingüística
tuvieron más fuerza que los disgregadores, a lo que contribuyó especialmente
una gran uniformidad cultural.
Él
resultado de esta serie de tendencia es que hoy se habla español como lengua
oficial en dieciocho repúblicas americanas: México, Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua, costa Rica, Panamá, Cuba, República Dominicana, Colombia,
Venezuela, Ecuador, Perú, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina.
También
se habla español, aunque en convivencia con el inglés, en Puerto rico y en los
Estados norteamericanos de Nuevo México, Texas, Arizona y California.
4.4.1.1. CARACTERÍSTICAS DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA
En un área lingüística tan vasta como la que
acabamos de mencionar es imposible que exista una uniformidad absoluta en el
empleo de una lengua. Pueden observarse, sin embargo, ciertos rasgos comunes a
todas las variedades del español americano.
A continuación observaremos
que casi todos los rasgos fónicos que caracterizan al español de América ya los
hemos visto en las variedades meridionales del español. La principal razón de
este hecho es la importancia que tuvo Andalucía en la empresa de colonización y
conquista de América.
a) En el nivel fónico:
- el seseo
- el
debilitamiento de la articulación de la –s final de sílaba, que da lugar a una
aspiración (ehperansa, conquistar, cahtigo, etc).
- el yeísmo:
- La
relajación de la articulación de la j: qe en algunos lugares llega a pronunciarse casi
como una aspiración: hente, diheron…
- La confusión de r/l en posición final de sílaba.
b) En el nivel
morfosintáctico:
- Empleo
exclusivo de ustedes para la segunda persona del plural y desuso de vosotros. Por
tanto, en español no se puede establecer distinción de tratamiento de respeto
no respeto con este procedimiento. Además, la forma verbal concuerda en tercera
persona: Ustedes tienen, ustedes han llegado.
- Empleo casi
exclusivo del pretérito perfecto simple: y casi desaparición del perfecto compuesto:
¿Qué tal te levantaste hoy? ¿Oíste que tontería?
- Adverbialización del adjetivo: Que te vaya bonito; Camina
lento …
- Empleo del
diminutivo mucho
más frecuente que en el español peninsular: ahorita, todito, corriendito …
Tanto se utiliza este diminutivo, que en muchas ocasiones pierde su valor.
- Frecuente anteposición del posesivo: ¡Ay, mi niño!; No, mi niña.
- El voseo: Especial atención merece el
rasgo más sobresaliente. Consiste en el empleo del pronombre “vos” (en lugar de
tú) como forma de tratamiento de confianza, frente a usted (cortesía).
Este pronombre vos se combina con “te” (pero no
con ti): Vos estás quieto; ¿Te acordarás vos de eso?; Esto es para vos; lo he
hecho por vos…
El fenómeno del voseo se da de forma generalizada
en Argentina, Uruguay, Paraguay, y de forma no general en Chile, sur de Perú,
Ecuador, Colombia, interior de Venezuela y casi toda Centroamérica.
c) En el nivel
léxico-semántico:
En el nivel léxico existe
en América una gran riqueza lingüística, basada tanto en la conservación de
arcaísmos ya en desuso en la lengua hablada en España, como en los constantes
neologismos que van entrando, fundamentalmente desde la lengua inglesa. Al
mismo tiempo, la variedad americana tiene una enorme facilidad para la creación
léxica a través de los propios procedimientos de derivación.
- Los arcaísmos. En ocasiones algunos arcaísmos que existen en la
lengua de España han cambiado su significado, mientras que en América lo
conservan : pararse (ponerse en pie), platicar (hablar), prieto (oscuro), etc.
- Las distintas preferencias de elección de un vocablo a uno y
a otro lado del Atlántico: caminar/andar, detener/ parar, etc.
- Las palabras que tienen significados diferentes a los
españoles, obliga a los hablantes a emplear otros términos para designar esas
realidades: jalar/tirar,
agarrar/coger (se evitan por ser términos malsonantes), tomar/beber demasiado.
En conjunto estas
diferencias podrían convertirse en elementos disgregadores de la lengua, y éste
es un peligro real que debe afrontar el idioma en nuestros días. Para superar
tal riesgo, es imprescindible que todos los hispanohablantes nos acerquemos al
estudio de nuestra lengua, con todas sus diversidades y sin olvidar que ninguna
de las variedades del español es mejor que las demás.
4.4.1.2. ÁREAS DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA
No hay acuerdo en la delimitación de las distintas
áreas hispanohablantes que se pueden distinguir en la vasta zona que ocupa el
español de América.
Quizá
en lo que parecen estar de acuerdo la mayoría de los lingüistas es en la
existencia de un área antillana o caribeña, que comprendería Cuba, Puerto Rico,
República Dominicana y las costas caribeñas de Centroamérica, de Colombia y de
Venezuela.
Pero
existen demasiados problemas para la delimitación del resto de la América hispanohablante,
por ello, uno de los intentos quizá más aceptados hoy en día, es la división de
toda el área americana en tierras altas y tierras bajas:
a)
Pertenecerían a las tierras altas
México, Colombia, Ecuador y Bolivia, y tendrían como rasgo común más llamativo
el debilitamiento en la articulación de las vocales en general, hasta el punto
en que éstas se dejan de pronunciar muy frecuentemente.
b) Las tierras bajas estarían formadas por el
área de las Antillas, la costa caribeña de Colombia y Venezuela, Chile,
Paraguay, Uruguay y el litoral argentino.
En esta zona se manifiesta más regularmente la relajación en la articulación de las consonantes que has visto como característica del español de América. Además de las características señaladas, existe relajación de la –d- intervocálica hasta desaparecer y la desaparición de –r final de palabra.
En esta zona se manifiesta más regularmente la relajación en la articulación de las consonantes que has visto como característica del español de América. Además de las características señaladas, existe relajación de la –d- intervocálica hasta desaparecer y la desaparición de –r final de palabra.
4.4.2.
EL JUDEOESPAÑOL
El judeoespañol es la
lengua que desciende de aquella que hablaban los judíos expulsados de España en
1492, por haber querido conservarse fe y no convertirse al cristianismo. Estos
judíos se llamaron sefardíes, por el nombre hebreo. Separad, con el que
designaban a España, y mantuvieron su lengua allí donde se establecieron. Unos
se dirigieron a l oriente europeo, especialmente a la península de los
Balcanes, y otros al norte de África.
La
lengua hablada por los judíos sefardíes, sin contacto con el castellano
peninsular durante siglos y limitada en su empleo al círculo familiar, se
mantuvo sin apenas cambios. Por esta razón, la característica fundamental del
judeoespañol es su arcaísmo, hasta el punto de que ni siquiera fue afectada por
el reajuste fonológico del siglo XVI.
En la
actualidad existe aproximadamente un millón de hablantes de judeoespañol. Los
núcleos más importantes están en Israel, Turquía y la ciudad de Nueva York. El
futuro del judeoespañol es muy comprometido, debido, por un lado, al escaso uso
que se hace de él en la escritura, y por otro, a la fuerza de las lenguas
propias de los países donde se habla como lengua familiar.
4.4.3. EL ESPAÑOL DE
FILIPINAS
El español en las Islas Filipinas es, en nuestros
días, una lengua casi residual.
Desde 1898, la lengua
española en Filipinas ha sido prácticamente barrida por la enorme influencia
que desde entonces han recibido de los Estados Unidos. El resultado de tal
invasión cultural ha sido que menos de un diez por ciento de la población
conserve actualmente
el español.
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