COMENTARIO
DE TEXTOS MODERNISTAS Y DEL 27 (ejemplar alumno)
TEXTO
1:
Todo
pasa y todo queda,
pero
lo nuestro es pasar,
pasar
haciendo caminos,
caminos
sobre la mar.
Antonio
Machado; Proverbios y
cantares. XLIV
TEXTO
2:
Nunca
perseguí la gloria
ni
dejar en la memoria
de
los hombres mi canción;
yo
amo los mundos sutiles,
ingrávidos
y gentiles
como
pompas de jabón.
Me
gusta verlos pintarse
de
sol y grana, volar
bajo
el cielo azul, temblar
súbitamente
y quebrarse.
Antonio
Machado; Proverbios
y cantares.I
TEXTO
3:
Desnuda
está la tierra,
y
el alma aúlla al horizonte pálido
como
loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta,
en el ocaso?
¡Amargo
caminar, porque el camino
pesa
en el corazón! ¡El viento helado,
y
la noche que llega, y la amargura
de
la distancia! ... En el camino blanco
algunos
yertos árboles negrean;
en
los montes lejanos
hay
oro y sangre .... El sol murió... ¿Qué buscas,
poeta,
en el ocaso?
Antonio
Machado; Soledades,
galerías y otros
poemas.
TEXTO
4:
OTOÑO
Esparce
octubre, al blando movimiento
del
sur, las hojas áureas y las rojas,
y,
en la caída clara de las hojas,
se
lleva al infinito el pensamiento.
¡Qué
noble paz en este alejamiento
de
todo; oh prado bello, que deshojas
tus
flores; oh agua, fría ya, que mojas
con
tu cristal estremecido el viento!
¿Encantamiento
de oro! ¡Cárcel pura,
en
que el cuerpo, hecho alma, se estremece,
echado
en el verdos de una colina!
En
una decadencia de hermosura,
la
vida se desnuda, y resplandece
a
escelsitud de su verdad divina.
Juan
Ramón Jiménez; Sonetos
espirituales
TEXTO
5: ELVIAJE DEFINITIVO
...
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y
se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y
con su pozo blanco.
Todas
las tardes, el cielo será azul y plácido;
y
tocarán como esta tarde están tocando,
las
campanas del campanario.
Se
morirán aquellos que se amaron;
y
el pueblo se hará nuevo cada año;
y
en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi
espírtu errará nostáljico...
Y
yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde,
sin pozo blanco,
sin
cielo azul y plácido...
Y
se quedarán los pájaros cantando.
Juan
Ramón Jiménez; El
viaje definitivo
TEXTO
6:
Decíase
que había entrado en el Seminario para hacerse cura, con el fin de
atender a los hijos de una su hermana recién viuda, de servirles de
padre; que en el Semi¬nario se había distinguido por su agudeza
mental y su talento y que había rechazado ofertas de brillante
carrera eclesiástica porque él no quería ser sino de su Valverde
de Lucerna, de su aldea perdida como un broche entre el lago y la
montaña que se mira en él.
¡Y
cómo quería a los suyos! Su vida era arreglar matrimonios
desavenidos, reducir a sus padres hijos indómitos o reducir los
padres a sus hijos, y sobre todo consolar a los amargados y
atediados, y ayudar a todos a bien morir.
Me
acuerdo, entre otras cosas, de que al volver de la ciudad la
desgraciada hija de la tía Rabona, que se había perdido y volvió,
soltera y desahuciada, trayendo un hijito consigo, Don Manuel no paró
hasta que hizo que se casase con ella su antiguo novio, Perote, y
reconociese como suya a la criaturita, diciéndole:
-Mira,
da padre a este pobre crío que no le tiene más que en el cielo.
-¡Pero,
Don Manuel, si no es mía la culpa...!
-¡Quién
lo sabe, hijo, quién lo sabe...!, y, sobre todo, no se trata de
culpa.
Y
hoy el pobre Perote, inválido, paralítico, tiene como báculo y
consuelo de su vida al hijo aquel que, contagiado de la santidad de
Don Manuel, reconoció por suyo no siéndolo.
MIGUEL
DE UNAMUNO; San
Manuel Bueno, mártir
TEXTO
7:
Antonio
Machado, Poesías
de la Guerra (1936-1939)
I.
El crimen
Se
le vio, caminando entre fusiles,
por
una calle larga,
salir
al campo frío,
aún
con estrellas de la madrugada.
Mataron
a Federico
cuando
la luz asomaba.
El
pelotón de verdugos
no
osó mirarle la cara.
Todos
cerraron los ojos;
rezaron:
¡ni Dios te salva!
Muerto
cayó Federico
—sangre
en la frente y plomo en las entrañas—
...
Que fue en Granada el crimen
sabed
—¡pobre Granada!—, en su Granada.
II.
El poeta y la muerte
Se
le vio caminar solo con Ella,
sin
miedo a su guadaña.
—Ya
el sol en torre y torre, los martillos
en
yunque— yunque y yunque de las fraguas.
|
Hablaba
Federico,
requebrando
a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque
ayer en mi verso, compañera,
sonaba
el golpe de tus secas palmas,
y
diste el hielo a mi cantar, y el filo
a
mi tragedia de tu hoz de plata,
te
cantaré la carne que no tienes,
los
ojos que te faltan,
tus
cabellos que el viento sacudía,
los
rojos labios donde te besaban...
Hoy
como ayer, gitana, muerte mía,
qué
bien contigo a solas,
por
estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
III.Se
le vio caminar...
Labrad,
amigos,
de
piedra y sueño en el Alhambra,
un
túmulo al poeta,
sobre
una fuente donde llore el agua,
y
eternamente diga:
el
crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
|
TEXTO
8:
(RECUERDO
INFANTIL)
Una
tarde parda y fría
de
invierno. Los colegiales
estudian.
Monotonía
de
lluvia tras los cristales.
Es
la clase. En un cartel
se
representa a Caín
fugitivo,
y muerto Abel,
junto
a una mancha carmín.
Con
timbre sonoro y hueco
truena
el maestro, un anciano
mal
vestido, enjuto y seco,
que
lleva un libro en la mano
|
Y
todo un coro infantil
va
cantando la lección;
mil
veces ciento, cien mil,
mil
veces mil, un millón.
Una
tarde parda y fría
de
invierno. Los colegiales
estudian.
Monotonía
de
la lluvia en los cristales.
|
Antonio Machado,
Soledades.
Galerías. Otros poemas
(1907)
TEXTO
9:
"LA AURORA" DE FEDERICO GARCÍA LORCA
LA AURORA (Poeta en Nueva York, 1929)
La
aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La
aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La
aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los
primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La
luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
TEXTO 10: SAN MANUEL BUENO,
MÁRTIR DE UNAMUNO
Nadie
en el pueblo quiso creer en la muerte de don Manuel; todos esperaban
verle a diario, y acaso le veían pasar a lo largo del lago y
espejado en él o teniendo por fondo la montaña; todos seguían
oyendo su voz, y todos acudían a su sepultura, en torno a la cual
surgió todo un culto. Los endemoniados venían ahora a tocar la cruz
de nogal, hecha también por sus manos y sacada del mismo árbol de
donde sacó las seis tablas en que fue enterrado. Y los que menos
queríamos creer que se hubiese muerto éramos mi hermano Lázaro y
yo.
Él, Lázaro, continuaba la tradición del santo y empezó a redactar lo que le había oído, notas que me han servido para esta mi memoria.
- Él me hizo un hombre nuevo, un verdadero Lázaro, un resucitado –me decía-. Él me dio fe.
- ¿Fe? – le interrumpía yo.
- Sí, fe, fe en el consuelo de la vida, en el contento de la vida. Él me curó de mi progresismo. Porque hay, Ángela, dos clases de hombres peligrosos y nocivos: los que, convencidos de la vida de ultratumba, de la resurrección de la carne, atormentan, como inquisidores que son, a los demás, para que, despreciando esta vida como transitoria, se ganen la otra, y los que, no creyendo más que en ésta…
- Como acaso tú… -le decía yo.
- Y sí, y como don Manuel. Pero no creyendo más que en este mundo esperan no sé qué sociedad futura y se esfuerzan en negarle al pueblo el consuelo de creer en otro…
- De modo que…
De modo que hay que hacer que vivan de la ilusión.
Él, Lázaro, continuaba la tradición del santo y empezó a redactar lo que le había oído, notas que me han servido para esta mi memoria.
- Él me hizo un hombre nuevo, un verdadero Lázaro, un resucitado –me decía-. Él me dio fe.
- ¿Fe? – le interrumpía yo.
- Sí, fe, fe en el consuelo de la vida, en el contento de la vida. Él me curó de mi progresismo. Porque hay, Ángela, dos clases de hombres peligrosos y nocivos: los que, convencidos de la vida de ultratumba, de la resurrección de la carne, atormentan, como inquisidores que son, a los demás, para que, despreciando esta vida como transitoria, se ganen la otra, y los que, no creyendo más que en ésta…
- Como acaso tú… -le decía yo.
- Y sí, y como don Manuel. Pero no creyendo más que en este mundo esperan no sé qué sociedad futura y se esfuerzan en negarle al pueblo el consuelo de creer en otro…
- De modo que…
De modo que hay que hacer que vivan de la ilusión.
TEXTO 11: NOCTURNO DE
RAFAEL ALBERTI
Cuando
tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas.
Balas.
Manifiestos,
artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas.
Balas.
Ahora
sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas.
Balas.
Siento
esta noche heridas de muerte las palabras.
De
un momento a otro (1937)
TEXTO
12: TIERRA
NATIVA, Luis
Cernuda: Como
quien espera el alba (1941-1944)
Es
la luz misma, la que abrió mis ojos
Toda
ligera y tibia como un sueño,
Sosegada
en colores delicados
Sobre
las formas puras de las cosas.
El
encanto de aquella tierra llana,
Extendida
como una mano abierta,
Adonde
el limonero encima de la fuente
Suspendía
su fruto entre el ramaje.
El
muro viejo en cuya barda abría
A
la tarde su flor la enredadera,
Y
al cual la golondrina en el verano
Tornaba
siempre hacia su antiguo nido.
|
El
susurro del agua alimentando,
Con
su música insomne el silencio,
Los
sueños que la vida aún no corrompe,
El
futuro que espera como página blanca.
Todo
vuelve otra vez vivo a la mente,
Irreparable
ya con el andar del tiempo,
Y
su recuerdo ahora me traspasa
El
pecho tal puñal fino y seguro.
Raíz
del tronco verde, ¿quién la arranca?
Aquel
amor primero, ¿quién lo vence?
Tu
sueño y tu recuerdo, ¿quién lo olvida,
|
TEXTO
12 : POESÍA
Vino,
primero, pura,
Vestida
de inocencia;
Y
la amé como un niño.
Luego
se fue vistiendo
De
no sé qué ropajes; 5
Y
la fui odiando, sin saberlo.
Llegó
a ser una reina,
Fastuosa
de tesoros…
¡Qué
iracundia de yel y sin sentido!
…Mas
se fue desnudando. 10
Y
yo le sonreía.
Se
quedó con la túnica
De
su inocencia antigua.
Creí
de nuevo en ella.
Y
se quitó la túnica, 15
Y
apareció desnuda toda…
¡Oh
pasión de mi vida, poesía
Desnuda,
mía para siempre!
Juan
Ramón Jiménez
TEXTO
13:
Los
dos árboles del Paraíso
- Pío Baroja
El árbol de la ciencia, AlianzaTEXTO 14:Perdóname por ir así buscándote…Perdóname por ir así buscándotetan torpemente, dentrode ti.Perdóname el dolor, alguna vez.Es que quiero sacar 50de ti tu mejor tú.Ese que no te viste y que yo veo,nadador por tu fondo, preciosísimo.Y cogerloy tenerlo yo en alto como tiene 10el árbol la luz últimaque le ha encontrado al sol.Y entonces túen su busca vendrías, a lo alto.Para llegar a él 15subida sobre ti, como te quiero,tocando ya tan solo a tu pasadocon las puntas rosadas de tus pies,en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendode ti a ti misma. 20Y que a mi amor entonces, le contestela nueva criatura que tú eras.
—Yo,
en el fondo, estoy convencido de que la verdad en bloque es mala
para la vida. Esta anomalía de la Naturaleza que se llama la vida
necesita estar basada en el capricho, quizá en la mentira.
—En
eso estoy conforme —dijo Andrés—. […] El instinto vital
necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia entonces, el
instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar
una verdad: la cantidad de mentira que se necesita para la vida. ¿Se
ríe usted?
—Sí,
me río, porque eso que tú expones con palabras del día está
dicho nada menos que en la Biblia.
—¡Bah!
—Sí,
en el Génesis. Tú habrás leído que en el centro del Paraíso
había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia
del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso y,
según algunos santos padres, daba la inmortalidad. El árbol de la
ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y
triste. ¿Y tú sabes lo que le dijo Dios a Adán?
—No
recuerdo, la verdad.
—Pues
al tenerlo a Adán delante, le dijo: «Puedes comer todos los frutos
del jardín; pero cuidado con el fruto del árbol de la ciencia del
bien y del mal, porque el día que tú comas de ese fruto morirás
de muerte». Y Dios, seguramente, añadió: «Comed del árbol de la
vida, sed bestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos por el suelo
alegremente; pero no comáis del árbol de la ciencia, porque ese
fruto agrio os dará una tendencia a mejorar que os destruirá».
¿No es un consejo admirable?
Pedro
SALINAS Antología
poética de la generación del 27, Castalia
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